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Procesionaria del Pino

Procesionaria del Pino

 

En ocasiones nuestros perros tienen desafortunados encuentros con orugas que pueden provocarle graves daños. Esta información puede ser de gran ayuda para ti y tu mascota. Descubre que es y como actuar ante la procesionaria del pino.

  • Especie: Thaumetopoea pityocampa Schiff.
  • Nombres: «Procesionaria del pino»; «Cuc de pi» (Cataluña); «Sirganos» (Teruel); «Piñu-mozorro» (País Vasco).
  • Orden: Lepidoptera.
  • Familia: Thaumetopoeidae

Distribución geográfica

La Procesionaria del pino es un lepidóptero típicamente mediterráneo y se distribuye por España, Portugal, Francia, Italia, zonas costeras de Grecia, Turquía, Siria, Líbano, Palestina, Israel, Egipto, Libia, Túnez, Argelia y Marruecos, y en algunas zonas de Alemania, Suiza, Hungría y Bulgaria.

En España puede localizarse por toda la Península y en Baleares.

Epidemiología

La epidemiología de esta patología depende estrictamente del ciclo biológico de la procesionaria. Es un lepidóptero nocturno cuyo nombre científico es Thaumatopea pytocampa, conocida como oruga del pino o procesionaria.

El ciclo biológico empieza cuando, al final del verano, las mariposas salen del terreno, los machos fecundan las hembras y éstas depositan los huevos en forma de cápsulas en las agujas de los pinos. A las 4 semanas, de los huevos salen las orugas que afrontarán cuatro fases evolutivas entre las cuales destacan la larva en fase 2, que alcanza la capacidad urticante, y la fase 3, caracterizada por la construcción del nido.

El momento fundamental del ciclo es durante el inicio de la primavera ya que, con la subida ligera de la temperatura, se estimula el “reflejo de enterramiento”. Todas las orugas migran en procesión guiadas por una hembra que teje un hilo conductor. El destino es un sitio ideal para enterrarse y formar las crisálidas, que saldrán al final del verano siguiente como mariposas.

El momento más peligroso es la procesión para el enterramiento, único momento en el cual las orugas se encuentran en el suelo formando un “espectáculo”natural que llama inevitablemente la atención de nuestros animales.

El contacto y la toxina

El perro principalmente y, sólo ocasionalmente, el gato suelen ser las víctimas del contacto. Las localizaciones, el pronóstico y las secuelas de las lesiones están relacionados con la parte del cuerpo afectada, con la intimidad del contacto y con la precocidad del tratamiento. La localización más frecuente es la oral (hablamos entonces de estomatitis) que, a su vez, se puede clasificar en glositis (lengua) o queilitis (labios).

La toxina que se libera de los pelos de la oruga es una haloproteína, que ocasiona una potente reacción inflamatoria prolongada por la permanencia de los pelos que se quedan clavados a la zona mucocutánea gracias a su particular estructura.

Sintomatología

La sintomatología clásica es la del contacto oral: el animal demuestra nerviosismo, actos de deglución rápidos, se toca la boca con las patas, hipersalivación (ptialismo); en pocos minutos desarrolla glositis, estomatitis, hasta la incapacidad de cerrar la boca.

Si la oruga ha sido ingerida el animal tendrá vómitos.

Diagnóstico

El diagnóstico temprano es fundamental para limitar las secuelas. El tratamiento médico se basa en el uso de corticoides de acción rápida, intravenosos o intramusculares, asociados o seguidos en los días siguientes por antihistamínicos.

Si el paciente es un Shar-Pei, debemos evitar siempre la “dexametasona” y utilizar “metilprednisolona”. Se han descrito y comprobado en varios casos también la eficacia de inyecciones locales de corticoides previa sedación del animal si se trata de zonas muy sensibles, como la lengua.

La administracion de antihistamínicos se puede hacer preferentemente asociada a corticoides. Es recomendable asociar un protector gástrico para minimizar los efectos secundarios de los corticoides en el aparato digestivo.

Lavar la lengua o la zona afectada con agua caliente, ya que el calor desactiva la toxina. Otras alternativas son el vinagre o el jabón; nunca se debe frotar la parte lesionada, ya que así romperemos los pelos dañados liberando después la toxina.

Prevención

La mejor medida contra esta intoxicación por contacto es la prevención evitando condiciones de exposición, como paseos durante las temporadas de febrero–abril y, además, luchar directamente contra el parásito. Para este fin, existen muchas opciones. Si hay nidos en nuestra propiedad, debemos responsabilizarnos de podar las ramas, o sacar de ellas los bolsones protegiéndose los ojos y las manos, teniendo cuidado en que el nido no caiga bruscamente y no hacerlo en días de viento (así evitaremos el desprendimiento de pelos).

Una opción es la lucha química utilizando insecticidas, a los cuales las formas larvarias son muy sensibles. Está desaconsejado tirar los nidos con tiros o golpes bruscos.

Otras opciones son: el uso de feromonas que atraen a los machos hasta una trampa con el fin de evitar la cópula; proteger especies como el cucut o algunos coleópteros que se alimentan de la oruga. En algunos países ha dado buenos resultados la infectación de las orugas con la bacteria Bacillus thuringensis, que produce una toxina mortal para las procesionaria.

Refs.: A. Monaldi, A. L. Sánchez, A. M. M. Munera.

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