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Leishmania

Leishmania

 

¿Quién no ha oído hablar de esta enfermedad? Seguramente conocemos o hemos oído hablar de algún perro que la sufre. Con este artículo, queremos que todos tengamos un poco más claro a qué están expuestos nuestros perros y la importancia de su prevención.

 

Introducción

 

La Leishmaniosis es una zoonosis, es decir, una patología compartida por perros y humanos.

En España, las regiones más afectadas hasta el momento por la Leishmaniosis canina son Andalucía, Palma de Mallorca, la Comunidad Valenciana y Cataluña. Pero, en los últimos años, se ha comprobado que no solo las zonas de clima típicamente mediterráneo podemos encontrar la enfermedad. Las zonas como en el País Vasco y Galicia están registrando cada vez más casos de perros afectados. En Madrid en los últimos 15 años el riesgo de tener un animal infectado se ha multiplicado por 1.54.

El cambio climático y socioeconómico global está modificando la epidemiología de las enfermedades transmisibles. Especialmente las transmitidas por mosquitos, garrapatas, etc. Por otro lado se ha producido un incremento en el movimiento de turistas y mascotas por todo el territorio europeo. Esto está produciendo que se presenten enfermedades en áreas donde no se habían presentado antes.

En el hombre, la leismaniosis constituye un complejo patológico con procesos cutáneos, mucocutáneos y viscerales.

En el perro la infección puede manifestarse de formas muy diversas. Siendo más frecuentes los procesos patológicos graves de curso crónico que pueden terminan con la muerte del animal.

La enfermedad es transmitida por la hembra de un insecto denominado Phlebotomus Dubosci. Cuyo interior se encuentra parasitado por un protozoo del género de los protistas, Plasmodium sp.

El protozoo presenta dos estados morfológicos. El primero se caracteriza por presentar un flagelo que permite el moviento que pierde al ser inoculado en el hospedador. Allí se transformará en Amastigote. Éste caracteriza por ser redondeados, sin flagelo y exclusivamente intracelulares.

Los flebotomos, son dípteros de pequeño tamaño, peludos y con un solo par de alas funcionales, realizan vuelos muy cortos que limitan sus movimientos. Las condiciones ambientales necesarias para su desarrollo son temperatura media de 15-20 ºC protección de la luz solar directa, humedad moderada y abundancia de detritus orgánicos. Los flebotomos adultos muestran actividad de forma estacional en los meses de primavera y verano y en ciertas horas del día, sobre todo al amanecer y al anochecer. Su distribución es amplia y con hábitat diversos (zonas húmedas, áridas y desde el nivel del mar hasta a gran altura). Su batido de alas no es audible a diferencia de otros dípteros y por lo tanto es difícil detectar su presencia.

La Leishmania, enfermedad originalmente detectada en los niños, de hay su apellido Infantum, se producen muy pocos casos de contagio en humanos, y estas son fundamentalmente en personas con un sistema inmunitario deprimido, o en adultos que han sido niños prematuros, siendo por otra parte muy efectivo el tratamiento en personas. Solamente en el perro la Leishmaniosis es una enfermedad crónica que precisa de un tratamiento continuado, ya que el humano desarrolla unas defensas muy activas que la inhiben o atenúa.

Debe quedar claro que no hay posibilidad de contagio directo entre animales o entre animales y personas.

Un equipo de veterinarios de la Universidad de Iowa han presentado la hipótesis que explica que además de por vectores, la leishmaniosis podría transmitirse por vía vertical (transplacentaria o transmamaria). Este grupo propone que, dada la probada transmisión transplacentaria del parásito, la esterilización de los perros puede ser una eficaz medida de control de la leishmaniosis zoonótica.

También se habla de la hipótesis en la que existirían otros artrópodos que podrían actuar como transmisores de Leishmania. En ese estudio se evaluó la prevalencia de Leishmania infantum en las pulgas y garrapatas recogidas en perros con leishmaniasis visceral canina (CVL).

Síntomas

La leishmaniosis en el perro afecta a diversos órganos, especialmente hígado, bazo, ganglios linfáticos, articulaciones, piel, riñón y médula ósea, con graves repercusiones para la salud del animal. Si no se efectúa un tratamiento adecuado, la enfermedad es mortal.

Los síntomas que pueden aparecer son muy diversos y dependiendo de la cepa que haya afectado al animal, de la respuesta de sus defensas, del estado anímico del animal, etc. Estos pueden ser:

1) En forma cutánea: a) Forma seca: tras un periodo de incubación de unos meses se observan en el dorso y lomos del perro unos nódulos rojizos, que pueden llegar a ulcerarse y a cubrirse de unas costras duras. b) Forma húmeda: aparecen los mismos nódulos rojizos, que se ulceran, terminando en una úlcera profunda exudativa, de bordes irregulares.

2) Forma monocutanea: a) Se crean nódulos en las vías olfativas a manera de racimos que se necrosan, pudiendo llegar a destruir el tabique nasal, esto deriva en hemorragias nasales como consecuencia de un estornudo.

3) Forma visceral: a) Dermatitis alopécica, inicialmente en torno a los ojos y más tarde, en dorso y lomos. b) Dermatitis alopécica en los salientes óseos, que pueden acabar en úlceras. c) Crecimiento anormal de las uñas. d) Nodulaciones en los espacios interdigitales. e) Los músculos de la cara se atrofian y aparecen arrugas. f) Se produce una anemia inicial, acompañada de adelgazamiento progresivo. g) Se pueden producir alternancias diarrea-estreñimiento.

Simultáneamente a todo esto el parásito va afectando a los órganos internos (hígado, riñón…) y la salud del animal empieza a verse seriamente dañada.

Tratamiento

La Leishmaniosis en el perro no llega a curarse de forma definitiva, existe un tratamiento paliativo diario con Allopurinol.

Con este tratamiento, el parásito se aísla en la médula y deja de ejercer su efecto. Se le debe dejar descansar del tratamiento durante algunas semanas, en especial en invierno, cuando la enfermedad está menos activa.

Hay que hacer pruebas periódicas durante el tratamiento para controlar como responde el riñón y el hígado del animal. Viendo cómo evolucionan los niveles de Creatinina, urea, etc… En cualquier caso si se observa que el animal se orina se debe acudir al veterinario, el daño al riñón puede ser irreversible.

Prevención

La única lucha contra la enfermedad es la prevención.

El mosquito vive en primavera y verano, e incluso en otoño si este es cálido. Por lo tanto, se recomienda no sacar al animal durante esos momentos y que duerma en el interior. Además debe aplicársele durante esas épocas productos repelentes como collares o pipetas a base de Permethina.

Igualmente es aconsejable que cada año en otoño-invierno se realice al animal una prueba específica para la detección de esta enfermedad. El tratamiento es más efectivo si se diagnostica pronto.

Vacunas

Algunos perros infectados pueden eliminar la infección o permanecer infectados sin desarrollar síntomas, aunque los perros sin síntomas pueden transmitir la infección a otros perros.

Después de 20 años de investigación, se ha comercializado la primera vacuna en Europa que previene la Leishmaniosis canina. La vacuna puede administrarse a partir de los seis meses de edad. El programa completo de vacunación consiste en tres dosis administradas a intervalos de tres semanas y proporciona una defensa interna prolongada contra la enfermedad. Solo se necesitan revacunaciones anuales para mantener la protección inmunitaria del perro.

Los efectos secundarios que puede provocar la vacuna son: inflamación en la zona en la que se ha puesto la vacuna o que el perro esté decaído las primeras horas.

Perros con Leishmania

Estos animales tratados adecuadamente pueden vivir muchos años felices e incluso morir de viejos. Se les debe dar una alimentación baja en proteínas y el tratamiento médico adecuado.

Un perro afectado con Leishmaniosis no es ningún riesgo para su entorno humano, incluidos los niños o personas delicadas. Al contrario, se trata de un escudo, la mejor protección. Ya que en caso de haber Phlebotomus Dubosci en el entorno, este preferirá picar al animal y no al humano. Solamente en casos excepcionales, en que el Vector no encuentra un Reservorio adecuado atacará al hombre.

Refs.:Colombo FA, et al., Boggiatto PM, et al., F. Fariñas, G. Miró
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